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49 AÑOS LUCTUOSOS DE “EL REY – JOSE ALFREDO JIMENEZ”.


… Estando recluido en la clínica, fue necesario con carácter urgente, operarlo de una ulcera en el duodeno, ya que la cirrosis estaba muy avanzada. Lo delicado de la operación revestía una alta preocupación, tanto así, que José Alfredo le solicitó a Alicia, que en caso de fallecer, les contara a los periodistas toda la verdad, ya que él se debía a su pueblo, ese pueblo que lo había motivado e impulsado y como tal, este tiene el derecho de conocer lo que estaba pasando. En la habitación, doña Carmen, la tía “Cuca”, su hermana Concepción (“Conchita”), Alicia y su señora madre, con los rostros desencajados y tristes, se unieron en cadena de oración, para pedir por la salud de su familiar.


Transcurrido el interminable tiempo de espera, lo condujeron a la habitación de cuidados intensivos, donde si bien continuaba con vida, deliraba de una manera descontrolada. Al poco tiempo lo condujeron a su cuarto, donde llegó sonriendo y su preciosa voz cantaba “Ya llegué de donde andaba, se me concedió volver…” un verso de la melodía “El ausente” de la autoría de Felipe Valdés y Ramón Ortega. Todos festejaron y rieron de felicidad por la oportuna e inesperada salida.


Al día siguiente de la operación, el galeno fue a revisarlo y ejercer los controles médicos pertinentes. Cuando practicaba dicho control, José Alfredo se quedó profundamente dormido, pero se escuchaba un leve ronquido. El galeno dejo entrever un deje de preocupación y sorpresa. El afamado compositor empezaba a transitar por un estado profundo de inconsciencia. Estaba vivo pero incapaz de responder a su entorno. Las complicaciones en la recuperación de la operación de la úlcera, le habían ocasionado un paro cardiaco. El Rey ya no iba a regresar.
El fatídico día 23 de noviembre de 1973, cuando las manecillas del reloj marcaban las 9:20 de la mañana, se produce la lamentable prematura partida hacia el más allá de José Alfredo Jiménez. Su calendario registraba 47 años de haber nacido. Deplorablemente sin haber agotado toda su fecunda y extraordinaria capacidad creativa; y desconociendo cuantas canciones se fueron con él al infinito.


Al darse a conocer el parte médico de su muerte, cientos de radiodifusoras interrumpieron su programación para difundir la nefasta noticia. Al día siguiente, el cuerpo del cantante vestido con un hermoso traje azul marino, fue trasladado a la afamada y elegante funeraria Gayosso de la Avenida Félix Cuevas, velatorio en que posaba el féretro. Ante él acudieron miles de personas arremolinándose en el salón de velación para darle el último adiós, donde con su llanto, extrovertía el dolor que les embargaba.
Toda la familia fue inmediatamente notificada del hecho. Durante su velación reinaba una tensa calma, ya que surgieron molestias y diferencias entre sus familiares y la señora Alicia Juárez. Superado el incidente, la señora Paloma, quien llegó acompañada de sus dos hijos, procedió a ingresar para acompañar, velar y rezar por el finado.


Manuel Arroyo, el hombre que llevó a “La Vargas” a los escenarios internacionales, hace una curiosa narración sobre la aparición del “Indio” Fernández, incondicional compañero de bohemia, y de Chavela Vargas en el funeral de José Alfredo Jiménez, cuando ésta se encontraba perdida en el alcohol y ausente del mundo.


“Había caído la tarde cuando se escuchó un conjunto musical. A su frente venía, el “Indio” Fernández. “¡A José Alfredo no se le despide con rezos y llantos!”, tronó el famoso actor, “¡se le despide cantando!”. Nadie osó contradecirlo, y durante más de una hora rindió tributo a José Alfredo aquel mariachi del Tenampa, el mismo que le había acompañado en su última noche de parranda, hacía ya muchos meses, poco antes de ingresar por última vez en el hospital. Mientras sonaba el mariachi interpretando canciones como “Un mundo raro”, “Camino de Guanajuato” y otras de la autoría del maestro, la gente seguía desfilando con reverencia y las beatas aguardaban el momento de reanudar sus rezos, que hicieron en cuanto se fueron los músicos de regreso a la Plaza Garibaldi”.


Posteriormente, una de las amigas que acompañaban a doña Paloma le pidió permiso para ordenar que sacasen de allí a una mujer, por considerar su actitud irreverente. Pero doña Paloma se negó: aquella mujer era amiga de su marido y tenía derecho a expresar su dolor y sentir, no le parecía que estuviese haciendo ningún escándalo. Pasaron horas y la mujer, ausente a todo lo que la rodeaba, seguía cantando a capela recostada en el ataúd. Cuando acabó con la primera botella sacó la que llevaba en el otro bolsillo. Cuando se incorporó, y sin despedirse de nadie se fue caminando sola, tan sola como había llegado. Esa mujer era Chavela Vargas.


El mundo artístico y desde luego el pueblo colombiano se enluteció cuando aquel fatídico viernes se hizo pública la noticia de que el maestro José Alfredo Jiménez había muerto. Dios se había llevado al hombre símbolo del sentimiento nacional mexicano y latinoamericano, del dolor de las gentes, de sus ríos y mares, de sus históricas ciudades, de sus amores…en fin se había llevado al hombre que había sabido tocar las fibras más sensibles y delicadas de nuestras almas.


Si, el poeta que durante tanto tiempo nos había iluminado el corazón. Que nos enseñó que el amor, en sus diferentes facetas, es esa esencia que necesitamos en nuestras vidas, que nos da la motivación para seguir adelante y superar día a día los obstáculos que se nos presentan y permitirnos entender que en la vida siempre hay alguien que nos despierta ese sentimiento, porque de lo contrario la existencia carece de sentido. El amor es el sentimiento más importante ligado a la obra musical de José Alfredo Jiménez, donde describe la felicidad de haberlo conquistado o las emociones crueles que desgarran el alma cuando no se es correspondido. Fiel reflejo del sentimiento, no solo del mexicano sino del común de las gentes de otras latitudes.
El hombre que nos conquistó con la sencillez de sus letras llenas de ternura algunas y otras escritas con desengaño y nostalgia, pero con el sello inspirador y la transparencia de sus sentimientos. Con toda razón su hijo José Al afirmó: “Porque con su obra, su voz y sentimiento llenó con fuerza las ilusiones que nos arrastran por el camino de la noche, para mostrarnos que la belleza y el amor, caminan de la mano del dolor y la tristeza”.


El cortejo fúnebre recorrió la carretera rumbo a su patria chica y miles de admiradores salieron al paso para despedirlo agitando pañuelos blancos. Las estaciones de radio de Guanajuato y Querétaro suspendieron la programación para transmitir los detalles de la ceremonia fúnebre. Las de Salamanca, como señal de luto, salieron del aire…se quedaron en silencio.

Fuente: Libro “EL REY – JOSE ALFREDO JIMENEZ” de la autoría de Jairo Jaller Chamat

Querido Pablo
“Soy lo que soy gracias a su música. Su poesía imprescindible, la belleza de sus canciones nos hizo sentir menos solos. Qué pena más grande”. Ismael Serrano
Pablo Paulo Milanés Arias. Nació en la ciudad de Bayamo, en la zona oriental de la República de Cuba el 24 de febrero de 1943. Por cierto, en Bayano se cantó por primera ves el himno nacional mexicano, es la cuna del Son Cubano y de una riqueza musical importante. Muere 22 de noviembre de 2022 (79 años) Madrid.

Los estudiosos de arte cubano establecen que Pablo inicia ya formalmente como musico compositor e intérprete en 1963. En ese momento el estilo musical imperante es el Filin, una fusión del bolero con el jazz, que dominaba ya en cuba desde los años 40, es una manera novedosa donde el sentimiento definía la interpretación compasada con el jazz primordialmente en contra sentido de las grandes bandas que también imponían su presencia, el rescatar a los viejos trovadores jazzistas que se acompañaban de una guitarra que permite una mejor interacción con el público.

Después de incursionar con vario grupos musicales como los Bucaneros decide tomar su propio camino como interprete, surge al año 1965 con su obra “Mis 22años”, donde se construye una nueva representación de hacer la canción influenciando a toda Latinoamérica que en eso años cuba era un referente para la juventud como símbolo de la revolución necesaria. Es aquí donde surge la Nueva Trova.

Nos comparte Pablo años después de esta inicial obra. “En Mis 22 años hay un hecho concreto de planteamientos y creación seria. Ahora, yo creo que, si yo hubiera tenido conciencia, la del 67, del trabajo de la creación, la hubiera hecho de otra manera. Me detuve en aspectos puramente humanos porque no tenía la conciencia de lo que debía ser un artista pleno en aquel momento, como la tuve posteriormente. Creo que me detuve ahí naturalmente, lo que yo hice, de hacer ese recorrido por los distintos géneros que yo había absorbido durante años, lo que hice al final irrumpir con una guajira sin proponérmelo, el texto que le pongo a la canción son rompimientos. Ahora yo estoy seguro, que si hubiera tenido la conciencia que tuve en el 67 hubiera profundizado y ese rompimiento hubiera sido más absoluto…el compromiso con la gente”.

Al prestar el Servicio Militar Obligatorio ocurre la más importantes de las transformaciones en Pablo ahí ve el mundo con otra perspectiva la que da la injusta guerra de Viet Nam, donde su sentido humanista de lo mas profundo ve lo injusto y absurdo que es el imperio y que debe ser importante el ser humano y para el como artista se preocupa más por los que lo escucha.

Esta faceta lo lleva a lo que se conoció como canción de protesta como un contenido político universal.
Es en la Casa de las Américas que, por la presencia de Silvio, Leonel y el mismo Pablo fueron la semilla para el crecimiento de esta institución donde también actuaron Violeta Parra, Daniel Viglietti, Chico Buarque, Vinicius de Moraes, Milton de Nascimento, Víctor Jara, Peter Seeger, y los españoles Pi de la Serra, Luis Pastor, Juan Carlos Senantes, entre muchos otros.
De Pablo podemos decir que su estilo esta delineado por el derrotero enmarcado en:

• Su declaración de principios (“Pobre del cantor” y en alguna medida “Los años mozos”, hasta “La vida no vale nada”),
• El amor desde una óptica nueva: “Yolanda”, “Llegaste a mi cuerpo abierto”, “Amor”, etc;
• Una preocupación por lo social, desde “Yo vi la sangre de un niño brotar”, “Yo pisare las calles nuevamente” hasta “Vuelve a sacudirse el continente”;
• Utilización de elementos de la música tradicional cubana y en especial del son y la trova tradicional: desde “Si el poeta eres tú”, hasta “Los caminos”, un guaguancó.

• Una riqueza y amplitud en la asimilación de elementos de los más diversos géneros que se aprecian ya sea en su obra, como los que son incorporados en el trabajo de arreglos.
• También distingue su obra la, reflexión sobre el paso del tiempo y las lógicas transformaciones que esto trae consigo, que siempre fue una preocupación de Pablo, reflejada en su obra, temas como “El tiempo el implacable el que paso”, de 1974, “Años”, de 1975, y ahora vemos una curva que retoma el tema con “Mírame bien”, de 1982, “Cuanto gané, cuanto perdí”, del 83, “Ya se va aquella edad”, del 84.

• En el plano musical existe un refuerzo del tratamiento del son, (desde “Ho Chi Minh” o “Su nombre puede ponerse en verso”, del 69, se vislumbraba su interés por este género).

• Y es que el son es una de las principales influencias que se aprecian en la obra de Pablo y aunque muchos afirman que Pablo es un buen sonero, no ha dedicado su tiempo a definirse solo por este género; sin embargo, lo que sí está bien cierto es que caracteres del son aparecen en su obra siempre de las más diversas maneras.
• Desde el punto de vista formal, se observa en la aparición de un estribillo que alterna siempre con coplas, típico del son oriental está presente en obras como: “No vivo en una sociedad perfecta”, “Te quiero porque te quiero” y “Amo esta isla”.

• También desde el punto de vista formal se aprecia la utilización de una –a veces– larga exposición (momento en que se mezcla con caracteres de la canción) y da paso mas tarde a un estribillo que alternara con las coplas correspondientes. Esto nos acerca más a las posteriores evoluciones del son. Obras como “Nicaragua” (1984), “Buenos días América” (1985), “Son para despertar a una negrita” (1988).

• Una riqueza y amplitud en la asimilación de elementos de los más diversos géneros que se aprecian ya sea en su obra, como los que son incorporados en el trabajo de arreglos.
• Distingue en su obra la, reflexión sobre el paso del tiempo y las lógicas transformaciones que esto trae consigo, que siempre fue una preocupación de Pablo, reflejada en su obra, temas como “El tiempo el implacable el que paso”, de 1974, “Años”, de 1975, y ahora vemos una curva que retoma el tema con “Mírame bien”, de 1982, “Cuanto gané, cuanto perdí”, del 83, “Ya se va aquella edad”, del 84.

• En el plano musical existe un refuerzo del tratamiento del son, (desde “Ho Chi Minh” o “Su nombre puede ponerse en verso”, del 69, se vislumbraba su interés por este género).
En el balance de su recorrido artístico se puede definir sin duda su capacidad revolucionaria siempre fiel a sus principios, a su porte creativo latinoamericano, alimentándose del arte de la región y su modernidad actual es imponente. Mi querido Pablo todavía quedan restos de humedad…
 
PEDRO ORTA FUENTES.

CIEN AÑOS DE LA PLANTACIÓN  DEL HIJO DEL ÁRBOL DE LA NOCHE TRISTE

(16 de septiembre 1921-2021)

Por: César Fernando Aguayo Juárez

Cronista de la Ciudad

 

Hablar de dos siglos de la Consumación de nuestra Independencia, es hablar de los 200 años del prestigio histórico de Dolores Hidalgo en 200 años del México Independiente, un evento que más que una efeméride o un recorrido por el deleite histórico de su tiempo, debe ser una oportunidad para hurgar en los orígenes mismos de nuestra nacionalidad, encontrar el núcleo y los motivos entre quienes plantearon impulsaron y entregaron la vida por la libertad de nuestro país, libertad que durante toda su historia ha tenido un costo y que generación a generación hemos ido pagando, luchando y defendiendo.


El inicio de la lucha por la Independencia de México se consiguió una década posterior al “Grito de Dolores”, pronunciado por don Miguel Hidalgo y Costilla, desde el pórtico del templo de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores aquella madrugada del 16 de septiembre de 1810.

 

En el marco de los 200 años de la Consumación de la Independencia, los historiadores tenemos la obligación de dar a conocer, bajo la luz de nuevas investigaciones, el pensamiento de los personajes de nuestra emancipación, los eventos conmemorativos, las fiestas cívicas, etc., con el afán de comprender el proceso de tal manera que podamos plantearnos hoy ante nuevos colonialismos cuál es la continuidad histórica de nuestro municipio.

 

Recordemos entonces a través de estas líneas y gráficas que el 16 de septiembre de 1921 se plantó en el prado sureste del Jardín Independencia un ahuehuete, a iniciativa de la Escuela Nacional Forestal, dependiente de la Secretaría de Agricultura y Fomento, a través de la Comisión Organizadora de las Fiestas del Centenario de la Consumación de la Independencia en la Ciudad de México. Se dispuso que para perpetuar la memoria de los héroes que se sacrificaron por darnos patria y libertad, se colocara en la plaza, un ahuehuete, hijo del Árbol de la Noche Triste, localizado en Popotla, Tacuba, Alcaldía Miguel Hidalgo, Ciudad de México, sitio en el que el 30 de junio de 1520 lloró el conquistador Hernán Cortés cuando huía de Tenochtitlán perseguido por tropas mexicas. 

 

 

Para dar cumplimiento con el realce y protocolo que aquella disposición ameritaba, el H. Ayuntamiento de Dolores Hidalgo sesionó, y el extracto del Acta dice lo siguiente:

“ACTA DE LA SESIÓN EXTRAORDINARIA CELEBRADA POR EL H. AYUNTAMIENTO EL DIA 15 DE SEPTIEMBRE DE 1921.

PRESIDENCIA DEL C. EVERARDO SOTO, PRESIDENTE MUNICIPAL.

 

En la ciudad de Dolores Hidalgo, a las 5 y 30 minutos p. m. del jueves 15 quince de septiembre de 1921 mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de los CC. Regidores Cirilo Flores, Heliodoro Acosta, Agustín Soto, José T. Portillo y J. Concepción Espínola.

 

                                                                                                                                                     Hijo del Árbol de la Noche Triste. Foto actual: Cronista de la Ciudad.

 

 

En seguida, el Ciudadano Presidente Municipal manifestó tener por objeto la celebración del Cabildo, la resolución violenta de los asuntos a presentar.

 

1º. Determinación del sitio y fecha en que se deba hacer la plantación del ahuehuete, Hijo del Árbol de la Noche Triste, que la Escuela Nacional Forestal, dependiente de la Secretaría de Agricultura y Fomento, se sirvió remitir por orden de la Comisión Organizadora de las Fiestas del Centenario en la Ciudad de México, según el oficio que a la letra dice:

 

“La Comisión Organizadora de las Fiestas del Centenario ha dispuesto que para perpetuar la memoria de los héroes que se sacrificaron por darnos patria y libertad, se plante en la plaza, o en el lugar que se juzgue más conveniente, un ahuehuete de los últimos doce hijos del Árbol de la Noche Triste, tan íntimamente ligado con nuestra historia antigua.

En tal virtud, obedeciendo aquélla disposición, me permito poner en el superior conocimiento de Usted, que se le envía uno de estos arbolitos para que el H. Ayuntamiento que Ud. tan merecidamente preside, lo consagre a la memoria de Hidalgo y de la gran causa que allí tuvo su génesis la noche memorable del 15 de Septiembre de 1810, en el lugar más apropiado, según al alto criterio de esa Ilustre Corporación, durante las Fiestas del Centenario de la Consumación de nuestra gloriosa Independencia[…]”

 

 

Hijo del Árbol de la Noche Triste. Foto actual. Cronista de la Ciudad.

 

“Quedó luego a discusión el primer asunto y tras ligero debate se acordó que la plantación del arbolito se haga con la solemnidad debida en el prado del ángulo sureste del Jardín Independencia, el día 16 del actual a las 6 p. m.- “

 

Durante la Administración 2006-2009 se colocó la efigie del conquistador español Hernán Cortés cubriendo su rostro de las amargas lágrimas derramadas y en posición de franca derrota ante los mexicas. Casi tres siglos después un nuevo caudillo, el Cura de Dolores, al igual que nuestros antepasados se volvería a rebelar contra el dominio español por la vía de las armas.

 

El 27 de septiembre de 1821, con la entrada del Ejército Trigarante en la Ciudad de México, se rubricó el principio del fin de la Guerra de Independencia. Próximos a conmemorar el Bicentenario de la Consumación de la Independencia de México, los dolorenses tenemos diversos eventos para recordar y realizar un ejercicio de memoria para reafirmar nuestro sentido de identidad y pertenencia.

 

 

 

DOLORES HIDALGO CUNA DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL, GTO.- Este fin de semana, del 2 al 4 de julio se realizará la Segunda Feria Nacional de las Nieves, uno de los principales productos turísticos de Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia Nacional para el mundo.

 

La inauguración oficial se realizará el próximo sábado 3 de julio a partir de las 4:30 de la tarde, donde se contará con la presencia del Presidente Municipal, Miguel Ángel Rayas Ortiz, autoridades estatales, regidores del H. Ayuntamiento y directores de la Administración Municipal.

 

Más de 30 neveros provenientes de varios Estados de la República y nuestros maestros neveros dolorenses, ofrecerán nieves de todos sabores y colores, desde los tradicionales hasta los exóticos, para complacer el paladar más exigente que venga a degustar las riquísimas nieves.

 

En esta ocasión, se contará con la participación de los 6 pueblos mágicos del Estado de Guanajuato, junto con cocineras tradicionales de Dolores Hidalgo, Pénjamo, Celaya y San Felipe.

 

Los visitantes podrán disfrutar de la experiencia de elaborar sus propias nieves de manera artesanal, además de conocer el proceso de elaboración del barquillo, presentación de cantantes locales, grupos alternativos y banda, todo enmarcado con un amplio programa cultural y gastronómico.

 

Norberto Cabrera, director de Turismo en el municipio dio a conocer que esperan más de 5 mil visitantes y una importante derrama económica, debido al crecimiento que han tenido con la elaboración de nieves y helados que ha sido del gusto y el agrado de los paladares más exigentes en festivales nacionales e internacionales.

 

Cabe hacer mención que las medidas de prevención de salud se continuarán aplicando: gel antibacterial, la sana distancia, uso del cubrebocas, y en esta ocasión se tendrá el espacio controlado para una mejor protección de los visitantes.

 

"Cantar un cuento" Relato magnificente por: Paloma Jiménez Gálvez 

Tomado de Milenio

 

Nuestra canción, que es rica en herencias, tiene una veta maravillosa para rastrear acontecimientos, hechos históricos o contar cuentos: los corridos. Son hijos del romance y eso les otorga privilegios; una alcurnia muy particular, abolengo y, hasta cierto punto, la casta de pertenecer a la realeza. Los romances pertenecen a la cepa más antigua de nuestro idioma. Los primeros aparecieron alrededor del siglo XIV y fueron, para la gente de aquella época, la fuente de información más importante y fidedigna.

Los juglares llegaban desde distintos puntos trayendo en su cantar relatos que transmitían lo que en el mundo estaba sucediendo. Contaban o cantaban historias de bandoleros, asesinatos, noticias de la corte, sucesos destacados relacionados con personajes, ciudades, héroes o circunstancias que afectaban el entorno. José Alfredo, con excepción de “15 de septiembre” y “Dos generales”, no utilizó el género del corrido para mostrarnos la historia, sino para cantarnos algunas anécdotas o hechos que le platicaron o que le tocaron vivir.

 La forma y el contenido de sus corridos es pura y, en general, respeta el canon, que consta de estrofas y estribillos, escritos en versos rimados con métrica no mayor al octosílabo. Creo que sus corridos son en primer lugar relatos. He comentado a mis amigos que mi padre fue mi primer cuentacuentos, quizá es por eso que soy una de sus admiradoras, hecho que me llevó a estudiar su obra.

Hay muchos corridos que me gustan, que muestran la fuerza del origen, que narran cuentos desgarradores. El espacio es breve, pero el corrido lo es también, y es una de las cualidades del género. Como mi texto también depende de los límites: concreción y brevedad, ustedes amables lectores con tranquilidad podrán escuchar la canción en sus dispositivos.

Tal vez el cuento que más me impactaba en mis primeros años fue el de “El caballo blanco”. No me gustaba que el pobre animal sufriera: cojeara y llevara el hocico sangrando. Muchos años después, siendo ya adolescente, conocí la verdadera historia, que de niña despertó en mí los sentimientos de compasión y empatía que aún conservo por los seres vivos.

Estábamos de vacaciones en Acapulco, un amigo les había prestado a mis padres su departamento en el club de yates. Desde la terraza teníamos una vista magnífica que todos estábamos admirando, menos mi hermano que se sentía enfermo, tenía fiebre y lloriqueaba. Para animarlo, José Alfredo le dijo que compusieran juntos una canción al mar, el pequeño dijo que no. Entonces hagamos una para las gaviotas. No respondió, fue contundente: “A las gaviotas, no. A mi cuaco”.

Benjamín Rábago, quien fue el mejor amigo de mi padre desde que llegó a vivir a la capital, le susurró al oído que el niño llamaba cuaco al coche. De esta manera, José Alfredo empezó a pensar y recibió la revelación al recordar una gira que habían tenido que hacer, a pesar de los muchos obstáculos, pues el empresario los había dejado plantados. Los artistas quisieron cumplir el compromiso con el público que ya los esperaba en diferentes ciudades del país. Así emprendieron el viaje de Guadalajara hasta Baja California. “Este es el corrido del caballo blanco que en un día domingo feliz arrancara; iba con la mira de llegar al norte habiendo salido de Guadalajara…” Les tocó pasar por lugares por donde nunca había entrado un automóvil. “Su noble jinete, (Rábago) le quitó la rienda, le quitó la silla y se fue a puro pelo, Cruzó como rayo tierras nayaritas entre cerros verdes y lo azul del cielo…”, tenía que pisar hondo el acelerador para llegar al sitio en el que se presentaría el elenco. “Cuentan que en Los Mochis ya se iba cayendo, que llevaba todo el hocico sangrando…” pues el radiador se les había picado con una piedra.

 Más adelante, la llanta izquierda trasera se les ponchó, por fortuna “el Valle del Yaqui le dio su ternura…”, fue ahí donde encontraron una vulcanizadora. De esta manera, los periplos, infortunios y avatares del caballo blanco se transformaron en un relato que comenzó a develarme la enorme capacidad creativa de su autor. “Cumplida su hazaña se fue a Rosarito y no quiso echarse hasta ver Ensenada”. El “caballo blanco” era un Chrysler del año 1957, la referencia es significativa porque han pasado más de 60 años y el corrido sigue vigente.

En el imponente paisaje de La Rumorosa han develado una escultura de gran formato que representa al equino y a su noble jinete.

Los turistas, las familias viajeras y los paseantes, hoy se detienen en ese mirador para tomar fotos y revivir las hazañas de este personaje que surgió gracias a que el niño le llamaba cuaco al coche, y su padre, para mitigar la enfermedad, le propuso que escribieran juntos una canción.

Considero que el valor de los grandes cuentos se resignifica y se muestra en este tipo de testimonios que dejan las nuevas generaciones, cuando expresan en versiones frescas o en géneros artísticos distintos, como la plástica, su experiencia del relato. Paloma Jiménez Gálvez* *Doctora en Letras Hispánicas Nuestra canción, que es rica en herencias, tiene una veta maravillosa para rastrear acontecimientos, hechos históricos o contar cuentos: los corridos. Son hijos del romance y eso les otorga privilegios; una alcurnia muy particular, abolengo y, hasta cierto punto, la casta de pertenecer a la realeza. Los romances pertenecen a la cepa más antigua de nuestro idioma. Los primeros aparecieron alrededor del siglo XIV y fueron, para la gente de aquella época, la fuente de información más importante y fidedigna.

Los juglares llegaban desde distintos puntos trayendo en su cantar relatos que transmitían lo que en el mundo estaba sucediendo. Contaban o cantaban historias de bandoleros, asesinatos, noticias de la corte, sucesos destacados relacionados con personajes, ciudades, héroes o circunstancias que afectaban el entorno.

José Alfredo, con excepción de “15 de septiembre” y “Dos generales”, no utilizó el género del corrido para mostrarnos la historia, sino para cantarnos algunas anécdotas o hechos que le platicaron o que le tocaron vivir.

La forma y el contenido de sus corridos es pura y, en general, respeta el canon, que consta de estrofas y estribillos, escritos en versos rimados con métrica no mayor al octosílabo. Creo que sus corridos son en primer lugar relatos. He comentado a mis amigos que mi padre fue mi primer cuentacuentos.

Paloma Jiménez

Sé que no es fácil para una hija abordar la figura paterna como objeto para la investigación académica. Sin embargo, entrar en el estudio de sus letras desde una plataforma de análisis me ha permitido conocer los sentimientos y las emociones de José Alfredo Jiménez con una perspectiva más amplia.

Gracias a las redes sociales me he ido enterando de algunas dudas que los admiradores tienen con relación a ciertos temas. Entre estos, descubrí que hay curiosidad por saber a quién le ha escrito canciones José Alfredo. Considero que existen tres figuras icónicas que dominaron la inspiración de mi padre. En la investigación que he realizado desde hace más de diez años encuentro tres imágenes poderosas: la divina, la ingrata y la traidora. 

De ahí podemos jalar hilos de diversas texturas y colores que nos llevan a recorrer senderos para la interpretación. Hay distintos matices en esta amplia gama. Espero poder publicar el libro que escribí sobre el análisis de las letras de sus canciones.

En ese texto que lleva por título Cuando te hablen de amor y de ilusiones, podrán encontrar muchas historias y anécdotas relacionadas con la persona o los hechos que dieron origen a algunas de las canciones.

Siento que, para completar el universo de la imagen femenina en las letras de mi padre, tiene que aparecer un cuarto elemento. Recordemos que el cuatro simboliza la totalidad. Es la cruz, lo sólido. Chevalier señala que envuelve lo tangible y lo sensible. Es un símbolo pleno, pensemos en los cuatro puntos cardinales, los cuatro vientos, los cuatro pilares del universo, las cuatro fases de la luna, las cuatro letras del nombre de Dios… en fin, el cuatro es plenitud. 

En primer término, tenemos a la Virgen; luego a la madre, es decir, mi abuela (soy su vivo retrato), por último, a la mujer amada, —Paloma— mi mamá. Creo que ya adivinaron, ese cuarto elemento soy yo: la hija. Con esta pieza completamos el mapa del universo amoroso de mi padre.

Yo sí puedo decir que José Alfredo me escribió algunas canciones. En 1954, en una entrevista que le hizo don José Pagés Llergo, comentó para la revista Siempre!: “…—conocí a mi esposa, Paloma Gálvez, en un gallo— y cantando he hecho mi casita. Dios me mandó una hijita, que es el sol de mis días y cuya presencia ha disipado la niebla que durante 28 años oscureció mi vida”. 

El mejor regalo para una hija es haber crecido con un padre presente, amoroso y comprensivo. El mío, además, fue genial. No es presunción, lo veo y lo siento así, porque la obra de José Alfredo continúa latiendo en el corazón de su público, porque las nuevas generaciones lo vuelven a cantar; actualizan los ritmos, las texturas, la manera de interpretar y llevan sus versiones para conquistar de nuevo el alma de nuestro pueblo.

Tengo algunas hermosas historias que podré platicarles sobre los temas que me dedicó y sobre otras muchas cosas que me tocó vivir y compartir con mi padre. En este artículo quiero contarles sobre una canción que compuso para que nunca olvidara uno de los días más significativos en la vida de las adolescentes.

Cuando cumplí 15 años mi padre fue el más entusiasta para organizar la fiesta. En ese entonces las chicas no queríamos una celebración tradicional de quinceañera, nos entusiasmaba más una reunión con algún grupo de rock, con melenudos escandalosos, con soñadores de pelo largo. Pero yo no podía contradecir a mis padres. José Alfredo quería bailar el vals conmigo, lo demostró escribiendo: “Dame un poco de ti”; tirando la casa por la ventana, pidiéndole a nuestro querido Pedro Vargas que me cantara el “Ave María” en la misa, mandando a imprimir una edición especial para mi gran día. Ese disco de 45 revoluciones traía “Paloma querida”, “Amor del alma”, “Por mi orgullo” (para revivir un viejo éxito) y el vals. Quiso que en cada mesa hubiera ejemplares para que los invitados se llevaran un recuerdo de la fiesta. Eligió “El Patio”, cabaret en donde él se presentaba año con año en la Ciudad de México, para realizar el evento; quiso que su empresario y amigo, a quien veía como a un padre, Guillermo Vallejo fuera, junto con su esposa Martha, mi padrino.

“Dame un poco de ti” es una hermosa metáfora, pues es difícil para los padres ver crecer a sus hijas, saber que un día se van a ir, que tendrán que emprender su propio vuelo y su Paloma no sería la excepción. No te vayas así, dame un poco de ti, te lo estoy suplicando. Este amor sin igual no se puede acabar, no me dejes llorando…

Cuajimalpa, 19 de septiembre 2020.

Con informacion de Milenio.com

Un misterioso relato, que envuelve la antigua casona del Cura Miguel Hidalgo en San Felipe “Torres Mochas”, Guanajuato: ha sido materializado en novela, y sigue llegando a más hogares del resto de la República Mexicana, y a algunas entidades de EE. UU.

            La actual pandemia no fue obstáculo para que surgiera un nuevo autor independiente, presentando: «Entre los Siglos Encontré un Amor». Una novela romántica, basada en eventos extraños y hechos históricos reales; que ocurrieron y se siguen presentando en esta pequeña ciudad del noroeste del estado Guanajuato.

            El libro ha llegado a manos de lectores ubicados desde Idaho (EE. UU.), hasta Tulum, Quintana Roo. Mismos que han expresado querer visitar los lugares que se mencionan en la obra.

            Paco Silva —autor de veintiocho años originario de San Felipe—, sostiene que los principales objetivos de la novela son: incentivar a leer a más personas, arraigar el sentido de pertenencia entre sus conciudadanos; promover el turismo literario como una vía de desarrollo, para el lugar donde se origina la historia, e invitar cordialmente a todo lector, a que visite los lugares donde se dieron los hechos narrados en el libro.

     El primer tiraje de esta obra se agotó en los primeros tres meses, y en agosto tuvo su segunda reimpresión. Diversos lectores han afirmado adentrarse tanto en la historia, que a través de redes sociales expresan su deseo al autor por la segunda parte de esta trama.

     Paco Silva concluyó la Lic. en Administración, labora en el taller mecánico propiedad de su padre desde los diez años y colabora para el periódico local. Ha trabajado como agente de cambio para Gobierno del Estado; es socio fundador de una Sociedad Civil donde voluntariamente capacita a grupos de comunidades de su municipio. Miembro fundador de un club literario llamado “Letrasmochas” en San Felipe. El gusto e interés por la lectura e historia, es debido a las anécdotas y relatos que le contaba su padre desde niño, así como su temprano acercamiento a los libros.

     Actualmente el autor se encuentra trabajando en la segunda parte de esta novela. Y recalca ser consciente, que como sociedad hemos descuidado el legado histórico que se nos ha heredado. Razón que lo impulsa a rescatar parte de este legado: por medio de la literatura.

 

La distribución de este libro está disponible a través de envíos a toda la república, por medio de su contacto en la página de Facebook: @PacoSilvaRob

Un niño que no presagiaba la gran influencia que tendría en la historia musical universal, nació el 19 de enero de 1926, en la ciudad de Dolores Hidalgo. Me refiero a José Alfredo Jiménez, cuya música dejó de ser mexicana, para pertenecerle al mundo entero.

“En el año 2008, en su natal Dolores Hidalgo, se completa la Casa Museo José Alfredo Jiménez a fin de preservar su obra, y donde los visitantes apreciarán desde los platillos que le gustaban en su infancia hasta el triciclo con el que jugaba de niño, sus discos de vinilo, distintas escenas en el cine y cositas aún más privadas”.
Con solo 12 años comenzó a silbar sus primeras letras, con un talento natural de vientre, un talento con el que nació y que se quedó con él para toda la vida. Él es el rey inmortal, y digo es, porque su vida y obra continúan vigentes; sigue vivo en sus letras de amor y desamor.

Quién no ha cantado a todo pulmón 'El rey' y canciones como 'Ella', 'Amanecí en tus brazos', 'Pa todo el año', 'Te solté la rienda', 'Un mundo raro' o 'Serenata huasteca', entre las muchas que se siguen escuchando y siguen siendo las más cantadas en todo el mundo por los grandes de la canción... Sus temas, unos 246 que vieron la luz, han sido interpretados por más de 100 cantantes de todos los tiempos y traducidos a varios idiomas, además de ser interpretados en otros ritmos como la salsa, folk, country, baladas y boleros. Otros 250 temas permanecen inéditos.

El amor y el desamor, los desencuentros, los aciertos amatorios y los que se fueron de su vida fueron escritos con una letra única y sentida; la bohemia y un espíritu de preservación de sus raíces, abrieron camino a letras sobre las cosas sencillas, sobre pueblos que se convirtieron en fuente de inspiración. Hoy es difícil pensar en México sin las letras de José Alfredo Jiménez y un cantante que no las interprete.

Su primera canción, 'Yo', fue escuchada por Andrés Huesca y un grupo jorocho en el restaurante La Sirena, donde trabajaba como mesero. Semanas después de ese encuentro en el que cantó varias de sus canciones, ya estaba grabando con RCA Víctor. Con este primer éxito hizo un grupo que se llamó José Alfredo y los Rebeldes, con quienes cantó temas como 'Qué le vamos a hacer' una canción poco conocida y 'El jinete', una muy importante en su cancionero.

Fue Miguel Aceves Mejía, el “el rey del falsete”, quien lo apadrinó en sus primeros años de aventura musical, además de ser el padrino de boda con su esposa Paloma.

De allí en adelante su carrera fue imparable. También participó de manera muy natural en más de 25 películas del sonado Cine de Oro de México, lo que hace de esta figura un cantautor especial con una voz fuerte, poderosa y clara con la que interpretaba con toda propiedad las letras de sus canciones. Así dejaría establecido que nació para componer y cantar.

De José Alfredo Jiménez se han escrito toda clases de mitos urbanos, como que se casó cuatro veces, cuando solo tuvo una esposa, Paloma Gálvez, a quien además le escribió 'Paloma querida'. Ciertamente tuvo otros romances y vivió con otras mujeres, pero nunca se divorció de su primera esposa. En sus muchas canciones, la menciona con distintas frases. Él le decía 'Paloma tú eres la verdad de mi vida'; ella lo apoyó siempre. Vivió enamorada de este rey.

El artista amaba a sus hijos con locura y hay una anécdota que lo testimonia y que se da en un momento en que su hija Paloma, muy pequeña, aquejada de neumonía, enferma de gravedad. Por esos días él estaba filmando en los estudios Churubusco una película con Pedro Infante y durante un descanso, un amigo le recomendó un fármaco nuevo que había empezado a salvar vidas. Era el Dr. Alonso Cervantes quien le recomendó la cortisona, medicamento que le salvó la vida. A partir de ese incidente hizo el recorrido a pie con dos amigos, “El Jinete” Benjamín Rabago –para quien compuso la canción de ese nombre– y el Dr. Cervantes, hasta el santuario de la Virgen de Guadalupe como agradecimiento.

Cada cosa que sucedía en la vida de José Alfredo Jiménez era motivo de la composición de una canción y en razón de la enfermedad de Paloma escribió 'Si tú también te vas' más conocida como 'Canta, canta, canta'.

Su hija mayor Paloma nos cuenta que su padre ha sido objeto de muchos homenajes que se siguen dando en su natalicio, en la fecha de su fallecimiento y muchos otros que le siguen realizando en el extranjero con el deseo de seguir preservando su herencia.

José Alfredo Jiménez muere a los 47 años, lo que supone una carrera muy corta pero muy intensa.

En el año 2008, en su natal Dolores Hidalgo, se completa la Casa Museo José Alfredo Jiménez a fin de preservar su obra y donde los visitantes apreciarán desde los platillos que le gustaban en su infancia hasta el triciclo con el que jugaba de niño, sus discos de vinilo, distintas escenas en el cine y cositas aún más privadas, como las cartas que le escribió a Paloma, su amor de toda la vida; también existe en un lugar en el patio una lápida, en forma de libro abierto, con una frase que lo caracterizaba “la vida no vale nada”, la fecha de nacimiento del cantautor y su fecha de defunción. La Casa Museo, fundada por la familia Jiménez y dirigida por José Guillermo Jiménez, se ha convertido en un centro angular de la economía de la ciudad.

El legado de este gran hombre queda plasmado también en varias tesis doctorales sobre sus canciones; la primera, por la doctora María Victoria Arechabala, otra por Emilio Gerzain Manzon: “Llevame en ti”, de la Universidad Complutense de Madrid, la tesis de su hija Paloma de la Universidad Iberoamericana titulada “Sujeto lirico y cosmovisión en las letras de José Alfredo Jiménez”, ejemplos claros del significado de la canción ranchera en el sentir universal. El tema de derecho de autor es muy respetado en México, de manera que siguen recibiendo las regalías por sus canciones.

Su hija Paloma asegura que la canción ranchera no se perderá. La historia va transformando las expresiones artísticas, las épocas determinan algunos de estos cambios. Habrá transformaciones, adaptaciones, pero no su desaparición. Los mariachis nunca callarán.

Paloma y uno de sus hermanos escriben canciones. Ella, además, toma clases de canto con el propósito de interpretar las canciones de su padre en las reuniones familiares.

Mi agradecimiento a Paloma Jiménez por haberme contado la historia de su padre, a quien se le rinde este homenaje.

Con Informacion de  La estrella de Panama

Con la primera lluvia del verano, las chicatanas–las hormigas hembras de las arrieras– levantan el vuelo con sus alitas tornasol. Pero las chicatanas son una delicia gastronómica en la cocina ñuu savi, y los migrantes ahora llevan su vuelo hasta Nueva York

Antes de que se apagara el último pedazo de ocote que los campesinos llevaron para alumbrarse el camino hacia el cerro, empezó a dibujarse la nube de chicatanas que vuelan al compás de las lámparas instaladas en las calles de la comunidad ñuu savi de Cuanacaxtitlán.

Cuando se asoman los primeros rayos del sol salen las mujeres al patio de la casa con ramas de arbustos para cortar el vuelo de las chicatana, estas caen de una por una mientras que los niños los juntan y los depositan en una olla de barro.

Las hormigas voladoras llegan con la primera lluvia de verano que puede variar la fecha: a veces llueve a finales de mayo o principio de junio. Entonces las chicatanas emprenden un vuelo nupcial con la reina, que será fecundada por alguno de los zánganos. Luego la colonia se mudará de hormiguero; mientras el espectáculo sucede, las arrieras se mantienen trabajando en la tierra.

No hay fecha clara para el vuelo de las chicatanas. Pero eso no implica que los campesinos no se preparen para capturarlas.

Leonel Félix Flores dice que la captura de las chicatanas en la comunidad no es de todos los días; es un evento anual y una fecha esperada. Los campesinos se preparan para esta gran fiesta de chicatanas dos meses de antes de la primera lluvia.

Caminan más de tres horas a pie a la montaña donde van a cortar el ocote que usuran para el día de la captura de la chicatanas, y para alumbrarse cuando no haya energía eléctrica en la comunidad.

Después de atrapar las hormigas voladoras, los hombres se van a su terreno a sembrar, mientras que las mujeres tuestan los insectos para la salsa en metate. Las chicatanas que sobren del almuerzo, serán deshidratadas y las guardan para comer en el día de muerto.

Hace veinte años, los vecinos se compartían las chicatanas; pero con la migración hacia Estados Unidos, estas hormigas aladas adquirieron valor monetario. Un kilo puede costar de 600 a mil 200 pesos; todo depende de la disponibilidad aquel año.
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“Para atrapar buena cantidad de chicatana hay que madrugar. Unos se levantan a las dos o tres de la mañana. Hay que  llevar ocote en tira y cerillo, un cántaro o bote donde guardar las chicatanas que uno atrapa”, cuenta Leonel Félix Flores.

Entre la plática salen las anécdotas de cuando Leonel iba atrapar las chicatanas: “Hay que tener una tina con agua donde pararse porque de lo contrario las arrieras no dejarán que atrapes las hormigas que salen del vientre de la tierra. Algunos llevan cubeta pero es incomodo”.

Antes de que llueva es difícil saber dónde van a salir las chicatanas porque la tierra está seca, sin embargo al día siguiente de la lluvia las hormigas obreras empiezan a trabajar, cortan las hojas de los árboles de los alrededor del hormiguero, además empiezan a sacar la basura y tierra del hoyo donde habitan.

Félix Flores dice: “Así es como los campesinos ubican las casas de las chicatanas; porque hacen visita en la tarde, hacen pequeña chapona para que el acceso sea más fácil de llegar en la madrugada. Preparan el lugar para colocar la antorcha de ocote e ilumine más espacio”.

Los preparativos para atrapar las chicatanas no ocurren solo en el campo, sino que también se hace en la casa donde hay energía eléctrica. Los papás ordenan a los hijos colocar uno o dos focos en el patio o algún espacio de la casa porque la luz atrae a las hormigas voladoras. El único problema que les puede acarrear a los atrapadores es que en lugar de chicatanas, les lleguen los zánganos, que no son comestibles.

Es por eso que los atrapadores prefieren buscar en la orilla del arroyo donde hay cerros de tierra que en su mayoría parecen cráteres de volcanes. Cuando las arrieras obreras trabajan más en la poda de los arbustos y la expulsión de estiércol del vientre de la tierra los campesinos saben cuando van a tener buena cosecha de chicatanas.
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Desde que empezó la migración en Cuanacaxtitlán la comunidad ha cambiado en mucho: la construcción, la forma de vestir; y también subió el precio de la tierra de cultivo y de vivienda. Los jóvenes ya no son monolingües ñuu savi sino bilingües; y muchos de ellos no quieren hablar su lengua materna, o bien sus papás no les enseñan por temor a ser discriminados.

Sin embargo la relación comunitaria permanece intacta. Los migrantes de esta comunidad ñuu savi que viven en Washington, Oregon, California, Arizona, Georgia, Florida, Carolina del Norte, Nueva York e Illinois prestan su servicio comunitario como mayordomos con la remesa que envían a sus familiares.

Otro fenómeno de esta migración es que la comida que se saborea en el pueblo también se come en Estados Unidos. Los familiares envían a sus hijos, hermanos, esposo frijoles molido para  preparar nde’é (sopa ñuu savi), semillas de calabaza, chile seco, mole en pasta, queso y chicatanas en la temporada.

En esta temporada, el kilo de estas hormigas está por los cielos: “El cuarterón de chicatanas (equivale a un kilo) cuesta a 600 pesos en el pueblo, porque sí salieron muchas. Si no hubiera llovido costará más caro”, confía un muchacho en mensaje de texto.

“Paisano, aquí he comido más chicatanas que cuando estaba en México, eso sí que es más caro, cuesta mucho traerlo, pero mientras haya dinero se puede comprar, con que se salgan nada más, con eso es suficiente, ya de ahí mi mamá lo compra, lo tuesta y me lo manda, acá me lo como en botana o en salsa” dice Modesto Hernández mientras sirve la salsa en un plato chino, en el estado de Washington.

Modesto no es el único que se da el gusto de degustar la comida mexicana, David Mendoza es otro de los que recibe las chicatanas en Nueva York: “Cuando me llegan las chicatanas, invito a los paisanos de Guerrero para una buena comida de sindoko (chicatanas). Tú sabes que acá el convivio es con carne asada, pero nosotros los ñuu savi de San Luis Acatlán, lo hacemos con comida guerrerense”.
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Leonel Félix retoma la plática: “Según el clima, esta vez estuvo nublado, por eso las chicatanas abandonaron su nido como a las seis y media de la mañana. Al parecer la luz eléctrica las atrae, por eso en los  los postes de lámparas y en las casas se arremolinan en torno al foco”.

Agrega: “Hay lugares donde llegan con más intensidades, ahí la gente se aglomera para llevar su parte, por lo regular los que no fueron al campo son los que llegan ahí”.

Con el último canto del gallo, los campesinos toman su café antes de salir a sembrar, mientras la mujer tuesta las chicatanas para una suculenta salsa con chile puya o guajillo y ajo. En otras casa las preparan para botanas, mientras que algunas mujeres más atrevida en la cocina la preparan en tamales. Con informacion de Pie de Pagina  texto : Kau Sirenio

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